Algunos de los clientes que necesitan un proyecto nuevo creen que la mejor solución es comprar una plantilla WordPress y simplemente activarla. Se dejan llevar por lo bonito de la misma de la misma, o por las características marketinianas del listado de funcionalidades. Esas que siempre ponen a la plantilla en cuestión por las nubes, pero que a la hora de la verdad, no son tan realistas.

Son innumerables las veces que instalas una plantilla premium que jura y perjura que consigue un 90 alto en pagespeed y que a la hora de la verdad, sin contenidos y un WordPress limpio, no consiguen d ella mitad de lo prometido.

La razón es que muchas de esas ‘capacidades’ ni siquiera dependen de la plantilla en si, y por lo tanto es absurdo promocionarla como algo positivo cuando, objetivamente, no sabes si se va a cumplir: Compresión del Hosting, optimización de código, sistema de caché… muchas características entran en juego para conseguir un 90 alto en pagespeed y la mayoría no dependen de la plantilla.

Por ejemplo, si a mi me gusta una plantilla que tienes 15 funciones diferentes, pero yo solo voy a usar 5, las otras 10 funciones se quedan activadas, y por tanto consumen recursos y canibalizan el SEO de las funciones que me interesan realmente. Esto se convierte en una perdida absoluta e innecesaria de recursos.

Esto se puede traducir en fichas, portfolios, taxonomías fantasma y demás basura que realmente no nos hace falta en nuestro proyecto y que habría que ir eliminando poco a poco para poder dejar la plantilla ‘limpia’ de cara al SEO.

Por tanto cuando me entran nuevos proyectos donde los clientes dicen ‘ya tengo la plantilla’ me echo a temblar. Es complicado explicar que tener una plantilla WordPress seleccionada, no es sinónimo de menos trabajo para el programador, si lo que buscan es un trabajo de calidad y una buena web optimizada al seo.

Lo mismo ocurre con el diseño y la programación, las plantillas WordPress pueden tener una función estética extremadamente bonita, pero saltarte sus cánones estéticos puede salir muy claro: el código está condensando y programado de tal forma, que cambios tontos o absurdos te puede llevar el doble o el triple de lo que realmente debería, o incluso en casos extremos, saldría más a cuenta como programador rehacerla de cero.

Esto es debido a que cuando descargamos una plantilla, estamos viendo un producto ya empaquetado, cerrado y distribuido, pero no estamos viendo los ‘originales’, esos archivos que cambian estilos en segundos (normalmente sacas o sass) o plantilla hall para el html, con lo que los cambios se hacen tediosos, para según que trabajo.

Ejemplo de basura que se introduce, activa y posiona con una plantilla wordpress premium.

Ejemplo de basura que se introduce, activa y posiona con una plantilla wordpress premium.

Por tanto, mi recomendación es que, si de verdad queréis una plantilla WordPress para vuestro proyecto, antes habléis con un experto para saber si esa plantilla es la más adecuada para vosotros, y que una vez seleccionada, os la optimice para el SEO y las necesidades de vuestro proyecto.

Las plantillas premium no son malas, ni son el diablo, de hecho es cierto que hay veces que nos aligeran la carga de trabajo, pero hay que acabar con la creencia que utilizar una plantilla WordPress premium es sinónimo de tener prácticamente la web hecha. Es una idea falsa y a la larga, termina perjudicando tanto nuestro proyecto como el trabajo que le exigimos al programador web.

Utilicémoslas, pero con cabeza.

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